Los restos romanos encontrados casualmente en dicho enclave,
en el transcurso de las obras para el desdoblamiento de las vías del tren de alta
velocidad, fueron vistos y no vistos. Tan
breve fue su despertar en este siglo, que solo fueron visitados por uno pocos
de puertorrealeños, y estos ya se pueden llamar privilegiados. A éstas ruinas apenas
les dieron tiempo para un bostezo …, y
menos aún para un breve guiño de su historia, que no es otra que la de nuestra
cercana y antigua aldea alfarera de Sacrana. Las ruinas que presento en las
siguientes fotografías, tomadas a muy pocos días de su descubrimiento, fueron
invitadas nuevamente al sueño en pro del progreso, ahora descansan bajo una gruesa manta de arena, roca
y acero. ¿Para cuándo un nuevo despertar?
En su memoria solo se me ocurre reproducir este breve y repetido epitafio de su
tiempo, SIT TIBI TERRA LEVI (Que la
tierra te sea leve)
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