martes, 21 de enero de 2014

EL CAÑO DEL TROCADERO, Y EL LEVANTE …, ESE VIENTO TAN NUESTRO


Si ya me sorprendió el paisaje puertorrealeño por sus especiales particularidades (bahía, marismas, caños, río o brazo de mar, salinas, lagunas, pinares …,) no fue menos asombrosa, mi primera experiencia con uno de sus vientos dominantes, el inexorable levante. Un viento capaz de encabritar las tranquilas aguas de la bahía, doblegar al árbol más frondoso, y arquear la más fibrosa de las palmeras que adornan nuestros jardines. Ya advertía, nuestro vecino Lucio Junio Moderato Columela, en su tratado “De re rustica”, a los agricultores de su tiempo de la fuerza y persistencia de ese viento y la manera de proteger los cultivos de sus desastrosos efectos. En las fotos que acompaño he pretendido capturar, de manera más o menos acertada, la fuerza de ese viento que consideramos tan nuestro.







  

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