viernes, 26 de octubre de 2007

OPINA EL VIAJERO

Opina el Viajero

Antonio Ponz, un viajero muy ilustrado del siglo XVIII en su obra "Viaje de España" (1725-1792) dice de Puerto Real:
<...Puerto Real no sabemos que tenga más antigüedad que la del tiempo de los Reyes Católicos, habiéndola fundado la Reina doña Isabel en este sitio que pertenece al término de Xeréz, a la cual, dieron el Señorío dichos soberanos el año de 1488. No podía haber escogido la Reina paraje más agradable y bien situado para su fundación, por los objetos que se presentan de mar y tierra. Su asiento es en la misma orilla de la Bahía, con buen fondeadero y muelle para la marina comerciante: tiene Almacenes, Arsenal, etc. Casi enfrente y a corta distancia hay un islote que llaman el Trocadero, dividido de tierra por un canal, en el cual se construyen, carenan y habilitan navíos de comercio. En aquella punta de tierra contigua está el castillo de Matagorda, y el fuerte Luis, que con el otro que tiene enfrente, y queda sobre la mano izquierda al salir de Cádiz, defienden la entrada de la Carraca. En Puerto Real no hay que lo que respeta a obras laudables en punto de nuestras Bellas Artes; pero sí por lo que toca a la rectitud y buen empedrado de sus calles, el aseo del caserío, la abundancia de su mercado y a otras circunstancias. Últimamente Puerto Real parece un pueblo que se acaba de construir, y lo mismo sucede a los demás que hay alrededor de la Bahía, como son la Isla, el Puerto de Santa María y también Chiclana. Su población asciende en el día a más de diez mil y doscientas almas, y todavía va en aumento, cuando hace apenas un siglo tenía mil y quinientas.>

Antoine de Latour,(francés) viene a España como secretario de los Duques de Motpensier y reside con ellos en la Sevilla romántica de mediados del siglo XIX. En su libro "La Bahía de Cádiz", a su paso por Puerto Real, escribe:
<...en el fondo de esta parte interior de la bahía destaca como un punto luminoso el lindo pueblo de Puerto Real. En otro tiempo fue el puerto de Cádiz, el Portus Gaditanus, el segundo de los Balbus que mereció los honores del triunfo, fue su fundador. Sobre las ruinas del antiguo puerto, los Reyes Católicos fundaron la nueva villa, sencillo pueblo de pescadores donde la marina recluta buenos marineros y adonde van desde Cádiz a respirar un aire más fresco aquellos que encuentran Chiclana demasiado lejos. Puerto Real tiene una población de más de cuatro mil almas, una iglesia bastante bonita y atractivos paseos. La ruta que desde Puerto Real lleva al Puerto de Santa María a través de unos pinares que a veces dejan ver el mar es, a mi entender, lo más agradable. Pero no será ésta la que seguiremos ahora. Al dejar Puerto Real desde donde tres veces al día un delicioso vaporcito llega hasta San Fernando y Cádiz, seguimos a la derecha, el contorno de la bahía y rápidamente el mar nos conduce frente al Trocadero. Este fuerte del que tanto se habló en Francia durante cierta época, desmantelado a partir de 1823 sólo sirve ahora de almacén para los aparejos de los barcos.>

Henry David Inglis, escritor británico especializado en la literatura de viajes en su obra "Spain in 1830" en su visita al triangulo de la bahía gaditana no dice gran cosa de Puerto Real, es posible que diera una cabezada en la calesa al atravesar sus calles camino de San Fernando procedente del Puerto de Santa María.
<...al salir del Puerto de Santa María, pasé por un paisaje casi inculto, hacia Puerto Real, rodeando el borde de la bahía, la tierra está cubierta de aulaga y cruzada por hileras de magníficos áloes e higueras indias o acebuches dispersos; en el horizonte se ven las estribaciones de la sierra de Ronda. Después un singular espectáculo apareció en el lado de la bahía; inmensas lagunas se extienden entre el mar y la carretera, densamente pobladas de pirámides blancas que daban la apariencia exacta de un campamento. Se trataba de pirámides de sal.>

Pascual Madoz, (abogado y escritor) fue una persona muy activa del siglo XIX; nació en 1806, y ya en el trienio liberal de 1820 al 23 participó activamente en la política, fue gobernador de Barcelona y por dos veces Ministro de Hacienda. Entre sus escritos figura el "Diccionario Geográfico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar" (1845-1850) En el apartado dedicado a Puerto real expresa lo siguiente:
<...Puerto Real, situado en el litoral del Océano en terreno llano, combatida por el viento del Este, goza de un clima templado y sano, no conociéndose enfermedades malignas. Se compone de unas 1.000 casas de regular construcción, entre ellas la del ayuntamiento, cuyas calles son rectas, cómodas y bastante anchas. Tiene varias plazas, en la mayor titulada de la Constitución se encuentra el atrio de la iglesia, por el lado Oeste, en otra se hallan las casas consistoriales, la carcel y las paneras del pósito; en la de jesús hay una alameda y en la deel Mercado, de construcción moderna, se halla la carnicería, la plaza de verduras, la pescadería y varios almacenes. Cada una de las plazas tiene una fuente con su recipiente, cuyas aguas son procedentes del acueducto que conduce las de la fuente del Rosalejo a dos leguas de distancia de la villa. Hay una escuela de instrucción pública a la que concurren 56 niños, costeadapor los fondos del común; otras dos particulares costeadas por los alumnos que a ella asisten; una academia gratuita de niñas, costeada por el ayuntamiento, una iglesia parroquial con título de prioral (San Sebastián Mártir) sobre una cantera, en medio de un átrio con sus dos rampas y escaleras; su arquitectura es del órden dórico con buenos arcos; consta de tres naves y existen en ella 16 altares. Hay también un oratorio público nombrado de Jesús, María y José de buena y moderna construcción; el suprimido convento de san Francisco, cuya iglesia es parroquia castrense desde el año 1768; otro convento que fue de mínimos, cuyo edificio fue cedido al ayuntamiento para establecer en él el hospital de la Misericordia para personas de ambos sexos, cuya iglesia es en el día es ayuda de parroquia bajo la advocación de San Francisco de Paula; un muelle construido de cxantería del país, elevado 1 1/2 varas sobre la más alta de las mareas, que defiende el frente de la población; un embarcadero que avanza 300 pasos, que es lo mas bajo de la marea, con 50 de ancho, y una gran platea en el centro, adornada con una escalinata a cada lado para embarcarse a pleamar o marea. Allí mismo hay una caja de agua, de donde reciben los barcos que la conducen a Cádiz, y también una gran fuente que adorna el muelle...>

Richard Ford, hombre de cultura extraordinaria y estupendo escritor, por razones de salud de su mujer vino a vivir a Sevilla en 1831. Recorrió a caballo miles de kilómetros por zonas de España completamente apartadas de las rutas de los viajeros románticos. Escribió la obra titulada "Manual para viajeros por Andalucía y lectores en casa" En su primer capitulo denominado, "Generalidades" hace un retrato del andaluz de la época que más vale no recordar. "Nos pone como los trapos" como solemos decir. Nos coloca todos los tópicos de que fue capaz, y lo peor de todo, es que todavía, sin conocernos, se nos siguen aplicando.
De los puertorealeños poco pudo decir, porque nos vio de lejos, desde Cádiz, asomado a la Bahía. A pesar de ello, dijo de Puerto Real, describiendo el paisaje que tenía ante sí:


fray Jerónimo de la Concepción, carmelita descalzo en su obra "Emporio del Orbe. Cádiz ilustrada" (1690), dice de Puerto Real:
Comentario sacado de "Elogios a Puerto Real" de Antonio Muro Orejón.


Paco Ruiz, parte de las emociones de mi primer encuentro con Puerto Real después de cuarenta años de permanencia en la villa, extraído del artículo publicado en la revista MADRIGAL, número 13 Abril-Junio año 2000 titulado "Lo que ve el que viene de otras tierras"
<... recuerdo, y aún me emociono, de: La primera vez que llegué en tren a Puerto Real. La magnífica impresión que me causó el caminar por los jardines del Porvenir. la contemplación de la Posá, La Primera y la tienda del Ferrocarril. El circular por la calle Sagasta, de rectilíneo trazado. Tomar un vino en la tienda Jerez. La calle de la Plaza perpendicular a la anterior y no menos recta adornada con elegantes arcos de hierro y por la que en aquellos momentos circulaba una comitiva de chavales, marchando tras un alegre y rimbombante regimiento de marinos salidos del pasado (un coro local llamado "Los marinos del siglo XVIII"). La primera vez que me asomé a la bahía y contemplé con deleite su espectacular grandeza. El pasear por los jardines de la Ribera del Muelle Llamados "del Almirante Cervera", con su graciosa fuente adornada con tortugas de piedra. El curioso pasear de los gallos de pelea vigilados por sus cuidadores. El ruinoso muelle de madera, llamado del Rey. Los pescadores en sus barcos atentos a la faena. Las numerosas y pintorescas barquillas que nadaban a lo largo del litoral. El guardia civil vigilando todo aquello desde su garita. Los despreocupados paseantes. Las ruidosas gaviotas... Sin olvidar que horas más tarde de nuevo en el lugar, después de almorzar en la Fonda de Irene, me llevara la más grande las sorpresas: la extensa y ondulante superficie líquida observada hacía tan solo unas horas, de buenas a primeras había dejado de existir..., quedando en su lugar algo así como mitad lodazal, mitad prado verde; veteado además por múltiples canalizos y moteada su superficie por incontables pozas, las cuales me parecían restos diseminados de lo que antes fuera un gran espejo. La mar se divisaba a lo menos un kilómetro orilla adentro. Y las gráciles y balanceantes embarcaciones admiradas antes, yacían ahora inmóviles y tristes sobre aquel, para mí, enigmático fondo marino. Francisco Ruiz Serrano, hijo adoptivo de la Real Villa por iniciativa propia, aficionado a divulgar la historia local, en su obra "Puerto Real ¿Son éstas tus raíces? hace mención de la belleza de sus puestas de sol y paisaje de la siguiente forma:
<...desde mi observatorio, podía ver a casi todo Puerto Real en primer término de aquel gran paisaje. A lo lejos la bahía con reflejos de fuego en sus aguas, intensificándose aún más por el horizonte; un cielo, con gran variedad de tonos incandescentes; y un sol que, pasando paulatinamente de una amarillez, pálida y cegadora a un amarillo intenso, fácil de observar; se convertía en protagonista indiscutible del momento, transfigurándolo todo a cada instante en su descenso...>

José Gamez Coto, Presbítero de la parroquia de San Sebastián, recopiló en su obra "Flores entre las peñas" año 1959, las distintas acciones milagrosas atribuidas a Nuestra Señora María Inmaculada de Lourdes en Puerto Real. En su proemio ensalza así a la Real Villa:


Antonio Guerrero y Aranda, Deán y Canónigo de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad de Cádiz, en su discurso de abertura de la Sociedad Patriótica de Puerto Real, el 1 de Mayo de 1784, elogia así a la Villa:

Nota: Comentario rescatado de la obra de Antonio Muro Orejón titulada "La Sociedad Económica de Amigos del País de Puerto Real"

Fermín Sánchez de Medina y Benavides. Boticario en Puerto Real desde 1941, simpático, conocedor como nadie de su profesión y del "mostrador", aficionado a la música, al deporte, a los toros y a todo lo que fuese innovación en todos los sentidos, colaboró con diversos periódicos de la bahía enviando sus siempre interesantes y sentidos artículos.
Dijo de Puerto Real:
La verdad es que yo vine a Puerto Real con cierta prevención: Circunstancias familiares, y del momento delicado que atravesábamos los españoles en aquel tiempo, me hacían recelar de esta preciosa villa. Nunca me lo perdonaré.
Han transcurrido 27 años desde aquella aventura. Son 27 años de trato continuo, y de convivencia feliz, y me creo con autoridad suficiente para el testimonio vivo de mi fe en los valores humanos de los portorrealeños. Y de las portorrealeñas, que son muy mujeres, muy bonitas, y muy dignas de aquellos.
Desde mis primeros conocidos, son todos amigos: Primer valor humano. La AMISTAD, sentimiento sincero y generoso desprovisto de egoísmo, y exponente de corazones nobles.
HONRADEZ: Lo contrario de la hipocresía. ¡Cuántos sucedidos nos hablan de lo enraizada que está, la más bella cualidad humana!
ALEGRÍA: El pasado año, en estas mismas columnas del entrañable "Marcador", hablé de la alegría innata de este pueblo sano, de claro humor, de ironía fina, de "chispa" y de salero...
Pero hay más: SOLIDARIDAD Y AMABILIDAD.
Aquélla, evidencia espíritu comunitario -auténtica vivencia cristíana- que se llama CARIDAD; en cuanto a la amabilidad, todos los que vienen la advierten enseguida: Dicen las monjitas que recorren las calles pidiendo, que no sólo perciben más limosnas que en ningún sitio, sino que les es gratísimo venir, porque las dan con un agrado exquisito. Por eso yo, a esta amabilidad consustancial, la llamaría GENEROSIDAD, AFABILIDAD y DELICADEZA, que eleva de categoría nuestras relaciones sociales, haciéndolas plenamente humanas, y que significan atención constante para con los demás, aún en aquello que nos obliga.

"Noticia jurisdiccional y topográfica de todas las alcaldía mayores y corregimientos" 1824.
Extraído de "Elogios a Puerto Real" de Antonio Muro Orejón.
"Villa marítima, realenga, en el reino de Sevilla, partido de Cádiz. Tiene alcalde mayor de segunda clase. Está situada a la orilla de la gran bahía de Cádiz, con fondeadero y muelle para la marina comerciante, con astillero de construcciones y carenas. Por estos objetos de su actividad y por lo muy fértil y hermoso de su terreno es pueblo de delicia, recreo y concurrencia. Sus alrededores llenos de frutales y hortalizas, y en lo de gran cultivo, secano, olivares, viñedos y cortijos, con algo de montuoso que tiene algunas maderas y yerbas. Tiene vicaría foránea, Sociedad Económica, varia industria y algunas fábricas. Dos conventos de frailes, uno de monjas, dos hospitales fundados, buena planta de casas y calles, mucha concurrencia anual de personas acomodadas de Cádiz que van a divertirse; y dos mil vecinos".

Adolfo Rodríguez del Rivero colaborador de la "Revista General de Marina" editada por el Patronato del E. M. de la Armada en su número de Nov. y Dic. de 1943
Extraído del artículo "Jerez de la Frontera y su flota en remotos tiempos"
En 1410, con motivo de infestar nuestras costas los berberiscos persiguiendo a nuestras embarcaciones dióse la orden de salir la Armada jerezana de su fondeadero, que era una ensenada muy resguardada y que distaba cerca de Jerez y casi a la vista de Cádiz, y que los Reyes Católicos, conociendo este fondeadero, creyeron conveniente fundar allí una población en donde residieran las tripulaciones y personal de jefes y subalternos de las naves, como así fué, y lo acredita el documento firmado por aquellos monarcas, dándosele el nombre, que aun hoy subsiste, de Puerto Real, en el año 1483.Como ya digo, salió la Armada jerezana y, unida a la del rey, dieron terrible escarmiento a los moros, talándoles campos y tomándoles la plaza de Tetuán con sus soldados de desembarco. Mandaba los bajeles de Jerez Albar Núñez Cabeza de Vaca, y la del rey, Mosén Rubi Bracamonte.

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